Te imagino Dolores disparando con tu cámara en el cielo a todas las estrellas del universo. ¡Qué triste noticia! Tú que lo dabas todo… Te recuerdo en los eventos cuando me decías: ¡Ponte, mi niña! Que te hago una foto… Y yo te contestaba: “Pero, si yo no soy la famosa”. Y siempre me decías: “Pero, eres muy bella y te quiero en mi objetivo”.
Dolores me enseñó a posar, a mostrar mi mejor lado, pero no solo el fotogénico, sino el del corazón, el de dentro, el del alma. Recuerdo un día que nos encontramos por Fitur, jamás lo podré olvidar. Andaba yo un poco regular de “curro” y me dijo. “No te preocupes, cuando una puerta se cierra es porque una nueva maravillosa y más grande se te va a abrir”, ¡sigue! ¡no te pares! ¡tú, vales mucho! Se me saltan las lágrimas al recordarlo.
Dolores de Lara llevaba con la cámara “por montera” desde los 15 años. Una carrera plagada de éxitos, ligada al mundo taurino y monárquico. Sus fotografías las hemos visto en las campañas publicitarias de La Casera, Nestlé o Foto Cine Abadía. Otros, la conocerán porque acompañaba en la gráfica a María Eugenia Yagüe en sus columnas en “El Mundo”, y también publicaba en otros diarios como “ABC” o “La Voz Libre” y en las revistas “¡Hola!”, “Semana” o “Gala”.
Dolores de Lara Díaz-Mayordomo, junto a su marido también fotógrafo: Juan Campos, se nos fueron un 26 de noviembre en un accidente de tráfico en la Autovía A-43 en el término municipal de Manzanares (Ciudad Real). Este miércoles el Padre Ángel, fundador y presidente de Mensajeros de La Paz, homenajeaba su memoria. Dolores y Juan, Juan y Dolores siempre juntos hasta el final.
La iglesia de San Antón, donde se celebró el responso, rebosaba tristeza, dolor y recuerdos. El evento nos recordaba cómo vivió la vida nuestra querida Dolores y su adorado Juan. Siempre con la sonrisa a cuestas y la cámara por Montera. Siempre que coincidía con Dolores me preguntaba, ¿cómo hace esta mujer para estar en todos sitios a la vez? Pero, lo que más admiro en ella, es el don que tenía para empatizar con la gente buena, ¡la de verdad!
Continúa…
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