Hoy sé que ayer ya pertenece al pasado. Ayer, había imaginado mi llegada a la Plaza del Obradoiro plena de gozo, con lágrimas de alegría por haber alcanzado la meta, me veía plena de amor por las alegrías y tristezas compartidas con otros peregrinos a lo largo del Camino. Me sentiría orgullosa de mi afán de superación en los 113k recorridos.
Hoy, se que me he «despertado» distinta, que soy «yo». Mis venas arden entre sangre de vida. He aceptado que mis músculos son capaces de soportar el dolor, relajados. Mi respiración fluye tranquila, olfateando esta nueva vida. La Paz inunda mi mirada serena, porque ya no estoy en guerra. Mi miedo a estar sola, se va. Ahora quiero estar en mí para amarme, tanto como necesite. El Camino lo hago para Mi.
Comienzo a ejecutar mi rutina del Camino, ¡entro en acción!. Hago Chikung, masajeo de vaselina y Vip Vaporub mis píes y gemelos, estiro cuadriceps, espalda y cuello, fluyo con el agua de la ducha y alimento mi cuerpo de fruta sana, pan rico, café calentito, frutos secos energéticos, proteínas de unos buenos huevos fritos con bacon… Estoy preparada para ver a Santiago.
Entro en el Centro de los Peregrinos para poner el último sello, el que certifica mi Camino, mis 113 kilómetros recorridos, ¡La Compostela!. Mi tren parte a las 9:30, llego con tiempo suficiente a las 15 horas a Madrid para hacer el programa de radio «El último Grito en Libertad Fm» a las 17 horas, todo está bien… Solo queda un último esfuerzo que creía imprescindible: «el último sello».
Son las ocho de la mañana, recién abierto el Centro del Peregrino, me encuentro con una gran fila de peregrinos que habían llegado antes que yo. ¡No me da tiempo!, mi tren parte y no me queda otra cosa que rendirme a sentirlo. ¡Lo siento!.
Al entrar a la izquierda está la pequeña capilla de Santiago, el Apostol, el Santo, el Peregrino ¡Qué grande!. Ayer, justo al llegar me habían cerrado la Catedral, la magnánima imagen del Santo, ¡la catedral!. Pero, ahora antes mis ojos estaba el regalo. Ahora, lo entiendo todo.
Entro con respeto en la capilla de Santiago Apostol que está en el Centro de Peregrinaje donde te dan La Compostela, mirando al frente, a El, a Santiago en su altar, en su altar sencillo y pequeño. Mi sangre comienza a fluir cálida, liviana, amable, sencilla, limpia; a ratos a gran velocidad, a momentos, tranquila y serena. Mis pies ya no sienten dolor. El tendón de aquiles se ha relajado, ya no me duele. Mi espalda respira amable sin el peso de mi mochila. Mis rodillas se hincan en los cojines morados dispersos frente al altar. Hoy, aquí, frente al Altar del Peregrino me arrodillo, planto mis raíces, me quedo en ese lugar, me apoyo en la rendición plena que me sobreviene sin haberlo planeado, siento que tengo que volver siempre a ese lugar, siento que me mejor me quedo siempre en mi, en la mejor parte de mi, que soy yo misma.
Las lágrimas corren a raudales para celebrar la bendición del amor, ese que todos en mi Camino de vida me han dado sin pedir nada a cambio y al que lo hizo por interés, prometo dejarle pasar de largo. Ahora, lo entiendo Peregrino. Ahora, sé para que he venido. Ahora, descubro que todo pasa por algo. Ahora, me rindo al Vivir en Consciencia. Ahora, siento y no pienso. Ahora, vuelo a la eternidad. Ahora, acepto lo que tenga que Ser. Ahora, quiero vivir en Paz, dejando la guerra atrás. Ahora, respiro con placer. Ahora, me reconozco en la belleza que soy. Ahora, transciendo que mi Camino ha comenzado «plantando mis raíces» en buena tierra. Ahora, comienzo a desaprender lo aprendido. Ahora, dejo de luchar por lo que no tengo y celebro lo que ya me han regalado. Ahora, quiero aprender de mi y en mi.
Cómo hubiera sido mi hoy imaginario ¿Y? ¡yo que sé!
Anoche, antes de acostarme no me predispuse en el sentir, ¡menos mal! no sabía lo que iba a sentir ¡bien! por eso ha sido verdadero, por eso no ha sido ni frustrante, ni alucinante, ni extenuante. Simplemente, lo he sentido, sin prejuicios y sin planear. Aunque sí que había programado la acción. Ayer, mi imaginación había fabricado una ilusión. Que, hoy, no se ha cumplido. Hoy, pasa lo que tiene que suceder, ahora.
Ayer, tenía comprado mi billete de tren para hoy a las 9:30 para volver a Madrid (hoy, lo pierdo, atasco monumental en Santiago de Compostela). Ayer, miré el horario de apertura del Centro de Peregrinos, las ocho (hoy, una larga fila de personas me impide conseguir el último sello). Ayer, creía manejar el tiempo para conseguir La Compostela (hoy, me quedo sin ella). Ayer, no podía llorar, ni sentir que había alcanzado mi meta (hoy, lloro rendida al sentir cómo mis rodillas se rinden ante El Peregrino). Ayer, tenía mi gorro de «tengo1proposito» puesto sobre mi cabeza haciéndome fotos en el pórtico de la Catedral, porque dentro no me habían dejado entrar (hoy, entro en la humilde ermita de El Peregrino con el gorro en mi espalda y luzco mis lágrimas triunfantes). Ayer, me sentí derrotada por los últimos 42 kilómetros recorridos, extenuada de luchar por los demás, harta de puertas que se cierran (hoy, me siento «nueva» para recorren los próximos millones de kilómetros que me quedan por caminar en mi Camino de Vida, fuerte para estar en Paz conmigo y entrando en el lugar verdadero de El Peregrino, sin puertas, sin cerraduras, sin cadenas, sin peso en la mochila, sin prejuicios, sencillo, amable, humilde ¡fácil!).
Mi ayer de hoy es una ilusión. Mi hoy es hoy, es ahora. Mi mañana, llegará caminando el Camino en Libertad y será lo que tenga que Ser. Y, así, lo acepto hoy mismo.
¡Gracias a El Camino!, ¡Gracias a todos los Peregrinos!, ¡Gracias Santiaguiño!, ¡Gracias Robin Bird! ¡Gracias, lluvía! ¡Gracias, agua! ¡Gracias, piedras! ¡Gracias, mochila! ¡Gracias, colibrí! ¡Gracias, albergue! ¡Gracias, sol! ¡Gracias, río Miño! ¡Gracias, madrugada! ¡Gracias, atardecer! ¡Gracias, amanecer! ¡Gracias, tengo1proposito! ¡Gracias, música! ¡Gracias, Asun! ¡Gracias, Joan! ¡Gracias, Kate! ¡Gracias, Noel! ¡Gracias, Teo!
¡Gracias, mente! ¡Gracias, mirada! ¡Gracias, sonrisa! ¡Gracias, pies! ¡Gracias, piernas! ¡Gracias, tendón de aquiles! ¡Gracias, músculos! ¡Gracias, pulmones! ¡Gracias, estómago! ¡Gracias, huesos! ¡Gracias, piel! ¡Gracias, corazón! ¡Gracias, respiración! ¡Gracias, Eva María Robles Jimenez! ¡Gracias, Siyeien!





Si te sirve aquí tienes otras etapas del Camino de Santiago:
https://evaroblesspain.wordpress.com/2017/09/11/la-cuarta-etapa-palas-de-rey-arzua-la-rompepiernas
https://evaroblesspain.wordpress.com/2017/09/08/en-camino-primer-dia-sarria
Uff cuanta energía y sentimiento en este ultimo post. Me he quedado sin palabras. Eso sí, yo era de los que decían que el camino era para hacerlo entero (30 días caminando), ahora y después de leer este post, he cambiado de opinión, has despertado algo en mi y llevo dos dias dándole vueltas a la próxima ruta (10 días) que haré en primavera, estoy dudando entre repetir desde Sant Jean a Santo Domingo de la Calzada o bien hacer el Camino Vasco, desde Irún a Santo Domingo de la Calzada…gracias Eva por encender en mi de nuevo la llama del Camino.
Buen Camino Peregrina!
Me encanta te haya servido. La llama del camino siempre vive en ti. Yo solo te la recordé. Tu la has encendido. Gracias 👉👌
Cada peregrino busca Su Camino. Entonces es cuando encuentra la magia.