Mi siguiente historia de un primer amor me la ha regalado Fernando González Molina, con su película recién estrenada hoy “Tres metros sobre el cielo”. Basa su cinta en la novela de Federico Moccia, y su posterior adaptación cinematográfica “Tre metri sopra il cielo”, que se estrenó en el 2004 en Italia. La versión española se desarrolla en Barcelona, y nuestros enamorados nos recuerdan mucho a los de Guanajuato. Están en el siglo XXI, pero de nuevo las diferencias sociales y el estatus económico, ¿ponen barreras al amor?.
Babe y Hache. Ella preocupada por sus estudios, sus notas, sale a discotecas con sus amigas, lleva una vida normal, sigue las normas establecidas, los pasos que le marcan sus padres y su estatus social. Hache, es todo lo contrario, se preocupa por sus competiciones moteras (carrera de las gemelas), de su flexiones en altura y se empeña en todo momento en llevar su vida “a 200 por hora, ¡a toda ostia!.
Hache sale de casa desairado, contrariado, una mañana más de su vida a contracorriente, bronca con su hermano, del cual vive a expensas. Conduciendo su moto entre los coches por las avenidas de Barcelona, se fija en una niñata que asoma su cabeza por la ventana trasera del coche de su papá. ¡Fea!, -le grita. Ella saca más la cabeza para alcanzar a verle, y sin más al arrancar el coche, le saca el dedo corazón en señal de desaprobación.
La noche, las competiciones de él, la Fiesta pija de ella, y él y sus colegas se cuelan en la fiesta de los pijos para montarla, y de nuevo se encuentran. Y ella le rechaza, ella se defiende, y él la tira a la piscina, y se monta la bronca…. y la policía llega, y ella se queda prendada de su impertinencia, de su falta de respeto, de su libertad, ¿encubierta?. Porque cada uno es preso de sus sufrimientos. No acaba aquí la aventura de la noche, a Babe le lleva en coche el pijo de la fiesta que le tira los trastos, y los macarras vuelven al ataque en sus motos. Al final, el pijo la deja colgada a la menor de cambio y es Hache quien la devuelve sana y salva a su casa. La historia de amor ya no tiene vuelta atrás.
Según llegan sus padres les ven y se activa la alerta. “¿No habrás venido con ese en moto?”, pregunta su madre, el resto, pura leyenda. El, un rebelde sin causa, ella, una niña bien y es el amor el que les encuentra. Cuanto más se empeña ella en olvidarle, más le tiene cerca, y más salvaje se vuelve para acercarse a su meta. Cuanto más se empeña él en acercarse a ella, más cerca le pone el destino su destino cruel que le acecha, y se vuelve más sensible, y se encuentra más tranquilo cuando está con ella.
Su primer amor, para ella; para él, también, no virginal físicamente, pero si en esencia. Viven en dos mundos totalmente opuestos, y por eso es quizás que más se atraen. Ella le dice tras hacer el amor por primera vez “no quiero que esto se acabe”. Y el, le confiesa al padre de Babe, “no quiero enterarme de lo que pasa a mi alrededor, pero de repente aparece alguien que te dice que aflojes y cuando aflojas te das cuenta de las cosas”.
No quiero desvelaros el final de la película, ya que está recién estrenada, solo os diré que no os la podéis perder, porque despertará en vosotros esas sensaciones que sentisteis la primera vez que amasteis. Es ese amor dramático y adolescente, que te lleva a rozar la locura, a perder la razón, que es inevitable que ocurra en las circunstancias que te llevan a viajar en la sinrazón del amor primero.
P.D: Un toque de documentación de la Wikipedia:
La primera película italiana “Tre metri sopra il cielo”, basada en la primera novela del escritor italiano Federico Moccia fue publicada por primera vez en 1992 en una edición mínima pagada por el propio autor y se agotó inmediatamente, fue fotocopiado una y otra vez, y circuló de mano en mano hasta que se reeditó en 2004, convirtiéndose en un éxito de ventas. En 2008 Federico Moccia lanzó a la venta la segunda parte de la novela, llamada «Tengo ganas de ti», dónde el fenómeno que causó el autor con su primera novela continuó, y millones de jóvenes colgaron candados en el Ponte Milvio de Roma, como los protagonistas de la novela para simbolizar su amor. Incluso, el puente a causa de la masa de gente que colocó sus candados, empezó a peligrar a causa del peso de la cantidad de candados que la gente había colgado, y el alcalde de la ciudad tuvo que intervenir.
El amor nunca morirá, a pesar del mundo tan consumista y materialista que nos ha tocado vivir.
¡Hasta el próximo primer amor!.